Hacer retratos siempre es un reto para el artista.
Meterse en la piel de la persona a retratar para intentar transmitir el sentir de el o ella a través de sus
ojos principalmente, también de su
sonrisa y gestos casi imperceptibles a simple
vista.
También las
proporciones juegan un
papel muy importante ya que una ligera variación de estas te dan como resultado a otra
persona distinta.
Para mi cada retrato nuevo que hago es una lección más en este oficio en el que nunca se
acaba de aprender.
La técnica del pastel resulta muy agradecida para hacer retratos por su textura aterciopelada muy similar a la piel.
En este material tenemos una gama muy amplia de tonalidades en todos los colores lo que
resulta de gran ayuda.
La forma de emplearlos esta muy ligada a la personalidad de cada artista que como es natural
cada uno es un mundo aparte.
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